El niño del tequesquite
Siendo un niño mire a la distancia y esta se burlo de
mis pies descalzos, mis ojos de niño miraban a la noche y no sabían si iba o
venía…el tiempo era para mí una sospecha de vida y este se recostaba en mi
espalda arqueada por el ayate. El sol estaba en lo más alto de mi cabeza y aun
así aplastaba mis pensamientos, mi cabello era un paño para el sudor y a lo
lejos se veía un mar de lágrimas, lagrimas blancas como la sal, era el
Tequesquite quien brillaba con el sol de Enero y hacia toser al viento de
febrero, el lago de Texcoco bañaba los días de mi existencia y ahora yo
recogería sus lagrimas olvidadas, mis manos levantarían las costras de su piel
abandonada en el mes de Diciembre. Siendo yo un niño mire a la distancia
apartarse de mis manos y agrietarse a mis pies, el niño del Tequesquite era yo.
El tiempo se cernía en mis pequeñas manos y mi pensamiento volaba con mis ojos
llenos de salitre, era yo el niño del Tequesquite el que amontonaba las
lágrimas del tiempo en un espacio de su piel y cargaba con sus heridas en un
ayate vacío de ilusiones. El camino no era siempre el mismo a veces por la
avenida de la soledad otras por la calzada de la indiferencia…siendo un niño
mire las alturas y estas me miraron con burla infinita, en un mundo que yo
miraba a través de la noche que llegaba como un borrachín tambaleándose entre
mis sueños, siendo yo un niño miraba a la vida como una señora despampanante
que camina en sus grandes tacones dorados, zarandeando sus anchas caderas va
mirando todo a su paso con despótico desdén. Siendo yo ese niño que ahora es la
voz del pasado sigo soñando con el niño del Tequesquite.
Fragmento del libro de mi vida
Smycke7