miércoles, 7 de marzo de 2012

Trini el menso



Trini el menso
En el estado de Michoacán México, hay un pueblo llamado san Bartolo, es un pueblo en donde el tiempo camina en silencio, es un pueblo en donde el tiempo es la sombra del sol. Sus calles están cansadas de andar y alisadas por el polvo del abandono, pero tiene una peculiaridad de los pueblos que viven alejados de las ciudades…su gente es feliz. Entonces ese polvo refleja una enorme sonrisa en su gente, una enorme esperanza en los pies cansados de los ancianos de san Bartolo. Ha llegado a su fin el pesado invierno y el olor a leña con sabor a leche con pan fallo, ha llegado a su fin las tertulias con dibujos alargados por las sombras del brasero. La gente ahora ya sale de su encierro obligado y todos esos recuerdos se quedaran en las cenizas de lo platicado. Sus pies entumidos reclaman sus travesías por la tierra que arraiga sus pasos, el sol brilla a lo alto, calando sus huesos guardados, calando sus ojos despertados. Por esas calles levantadas camina refunfuñando Trini el menso y a las paredes se va pegando. -¡que tienes trini, que vas gritando!, ¡es este sol que me va molestando,- pero si el sol apenas se va asomando- si don Moy pero su luz me descubre el alma y esta me va hostigando-.don moy embrollado le deja y camina levitando y piensa… que hace un loco conmigo trabajando, que hace un loco en una hacienda donde se crían cerdos. Trini el menso sigue su camino y a sus pasos los escucha el capataz. – ¡hey muchachos miren quien a llegado! Es trini y viene enojado.- de entre las risas se escucha una voz que le dice -¡trini véndeme tu navaja! Cuanto me das… te doy 200 pesos, ¡a no que la chingada dame 100 pesos!- Las risotadas llegaban hasta los oídos de nacho el encargado de alimentar a los cerdos, quien sonriendo con la tranquilidad que dan los años sólo su cabeza movía. -Trini ya te he dicho que 200 pesos es más que 100 pesos- ¡si nacho pero a mi me costo sólo 100 pesos!- esto era casi todos los días y trini nunca entendía o tal vez los que no entendían eran otros. Trini trabajaba sin descanso y no paraba hasta que anochecía  y por las noches caminaba feliz de no tropezar con su sombra, feliz de no caminar pegado a las paredes y al llegar a su casa era su alegría, pues sus paredes eran su compañía y el adobe la piel de su inocencia. El color de su soledad era la sombra de sus ojos y el le platicaba todos los días, el le platicaba a su compañía y jamás le golpeaba si no le respondía…ese era trini el menso todos los días y sus noches su alegría y sus noches su ideología. Un día don moy quien le prestaba la casita donde vivía le dijo a Nacho… ¡Le pondremos luz  a las calles aledañas a la hacienda!- ¡le pondremos luz a esa choza de trini! Nacho ya las iluminaba con su bondad pensaba, pues era el único quien a trini no molestaba. La mañana llegaba a san Bartolo sin antes visitar a las verdes praderas, sin antes visitar al rocío de la noche, sin antes despertar la chifladura de trini el menso. Quien por su ventana miraba a la mañana que se confesaba de estar en los brazos de su amada. Trini pensaba o tal vez todavía soñaba y les miraba como si les viera amarse, revolcarse con dominante lujuria…
Extracto del libro de mi vida
Smycke7

No hay comentarios:

Publicar un comentario